Alan Stone ha sido jugador y aficionado a los juegos de mesa desde su primera infancia. En algún momento se dio cuenta de que todos los juegos disponibles no eran más que una cuestión de tiradas de dados, de saber trivialidades o de hacer el tonto con un toque de estrategia. Todos ellos eran divertidos, pero perdían fuelle después de un tiempo. Entonces llegó el ajedrez, el juego perfecto porque no hay suerte y cada partida es diferente, pero el ajedrez tiene una enorme curva de aprendizaje y la mayoría de la gente no lo juega. Alan quería jugar a juegos con amigos, pero el mercado no parecía tener lo adecuado. Entonces, Alan conoció una avalancha de nuevos juegos en el plazo de un año. Colonos de Catán, Puerto Rico, Carcassonne y, finalmente, Agrícola. Todos ellos son juegos de estrategia bellamente elaborados, con una dependencia cada vez menor de la suerte y un juego que cambia cada vez que se juega. Estos nuevos juegos tuvieron un enorme impacto en Alan, ya que a medida que su vida social se volvía un poco más friki, los engranajes comenzaron a girar en la creación de juegos. Conocer a Jamey y colaborar en Viticulture le ha dado a Alan una salida creativa que no puede ser igualada en ningún otro sitio. La creación de juegos es un placer, ya que no hay ningún problema que no pueda solucionarse con creatividad y pruebas de juego.