Miles y miles de años antes de que se pusieran los primeros ladrillos para construir la poderosa ciudad de Carcasona, la zona estaba poblada por un pueblo primitivo. Esta gente cazaba animales salvajes, recogía bayas y pescaba para asegurar su supervivencia. Las pinturas rupestres prehistóricas y los tesoros arqueológicos nos permiten conocer la vida de estos prósperos cazadores y recolectores.