A principios del siglo XX, Viena era uno de los principales centros de Europa. Artistas, políticos, nobles, ciudadanos y turistas poblaban las calles de la ciudad, y el emperador los gobernaba a todos.
Te encuentras en plena Edad Moderna vienesa, probando suerte como hotelero. Para ello, debes ampliar tu pequeño hotel y preparar nuevas habitaciones. Mientras tanto, tus huéspedes requieren la excelencia culinaria. Asegúrate de que todos y cada uno de los huéspedes reciban un plato y una bebida adecuados. Es posible que tengas que contratar más personal.
A pesar de todo, no olvides rendir homenaje al emperador, o caerás en desgracia muy pronto. Afronta el reto y convierte tu pequeño albergue en el Gran Hotel Austria.